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Editorial.

La Ley 91 de 1989, creada por el Fondo Nacional de Prestaciones Sociales del Magisterio -FNPSM, centralizó en esta nueva entidad los recursos y la administración de las prestaciones sociales de todos los docentes nacionales y nacionalizados, y desde ese entonces y en fechas posteriores, hizo lo propio con los docentes territoriales. Con el fin de dar un manejo técnico, serio y responsable a los grandes recursos económicos destinados para cumplir estas obligaciones laborales, se acudió a la figura del contrato de fiducia mercantil con una entidad fiduciaria donde el Estado tenga la propiedad mayoritaria y desde entonces se escogió a la Fiduciaria La Previsora S.A.

Esta normativa, en cuanto a la administración y el pago del servicio de salud del magisterio, fue la predecesora del sistema general de salud, que fue impuesto para el resto de colombianos por la Ley 100 de 1993, y que les entregó a unos intermediarios privados (EPS) la administración de todos los recursos públicos destinados a atender el servicio de salud, con las nefastas consecuencias que hoy todos conocemos.

Efectivamente, la Ley 91 de 1989 entregó al Consejo Directivo del FNPSM la facultad de escoger y contratar en todos los territorios del país, a través de la fiduciaria, a las entidades privadas que intermedien o contraten los servicios médicos y asistenciales de los docentes y sus familiares. Desde entonces los recursos para atender la salud del magisterio se han entregado a pocas entidades que los administran y a su vez contratan la atención médica de los afilados o beneficiarios con clínicas, hospitales o centros de Salud públicos, privados o mixtos, quienes son finalmente los que garantizar la atención del derecho fundamental a la salud.

La fórmula de entregar los billonarios recursos estatales para atender el servicio de salud a las EPS pronto hizo crisis, puesto que las consultas, atenciones y procedimientos médicos se tornaron casi imposibles, debiendo acudir siempre a las "benditas" acciones de tutela para lograrlos, en tanto que quienes recibían la plata pública la desviaban o simplemente la sustraían.

En el Magisterio, tal como lo expresó la senadora Sandra Jaimes, en el reciente debate de control político con motivo de las fallas en la atención de la salud de los docentes "Los reclamos en salud del Magisterio entre los años 2020 al 2024 han aumentado un 43%, pasar de un sinnúmero de reclamos del 2020 al 2023. Se han registrado un sinnúmero de reclamos que realmente superan más de 300 mil quejas del Magisterio Colombiano, es decir, casi que podríamos decir que hay una queja por maestro y si hoy pudiéramos encuestar a cada uno de los maestros, por supuesto que todos tienen quejas de la prestación del servicio médico asistencial"

Dada esta difícil situación, una de las principales propuestas de campaña y que finalmente condujo a Gustavo Petro Urrego a ganar la presidencia de Colombia, fue el transformar este insostenible sistema de salud y terminar de una vez por todas con la intermediación de las EPS y contratar el servicio de manera directa con las instituciones prestadoras del servicio de salud (IPS) públicas, privadas o mixtas, fortaleciendo, en todo caso, las entidades públicas de salud, y haciendo énfasis en la prevención de la enfermedad.

Este proyecto de ley, presentado desde el año pasado ante el Congreso de la República, no ha tenido éxito y hoy prácticamente se encuentra negado por las maniobras dilatorias de la oposición y por los grandes intereses económicos que se mueven alrededor de este rentable negocio, tanto que las grandes EPS son las que hacen aportes económicos a las campañas electorales de los partidos tradicionales que las siguen defendiendo.

Habiéndose estancado el trámite de la ley de reforma a la salud, el Gobierno Nacional, de común acuerdo con la Junta Directiva de Fecode, decidió dar un paso adelante y desde el 1° de mayo de este año, respetando el sistema propio de salud de los maestros fijado en la Ley 91 de 1989, terminar de una vez por todas con la intermediación de las EPS, propias del magisterio, y contratar de manera directa la atención de la salud de los maestros afiliados al FNPSM y sus familiares con las entidades prestadoras de este servicio (IPS).

Este nuevo modelo se compone de tres ejes principales: un prestador primario, un nodo regional de servicios y centros nacionales de atención especializada. Además, tendrá un gestor farmacéutico común para los tres niveles y un sistema de transporte especializado. Divide al país en ocho regiones y en nodos regionales, de los cuales pueden hacer parte uno o varios departamentos. También se incluyen los Equipos de Cuidado Integral en Salud para el Magisterio, que tendrán un territorio asignado para intervenir de manera integral los entornos familiares y laborales y centros de referencia que organizarán las citas y procedimientos para pacientes con más alta complejidad, según libre elección del maestro o de la maestra y sus beneficiarios de las IPS públicas y privadas configuradas como red en cada departamento.

Tal vez, por la falta de planeación y por no haber previsto una necesaria etapa de transición, la aplicación de esta medida ha resultado traumática y difícil, lo que ha llevado a que muchos docentes estén protestando con razón en muchos lugares del país, por las anomalías que se vienen presentado, sobre todo de la atención médica oportuna, esto en razón de la falta de claridad y de celeridad en la contratación por parte de la entidad Fiduciaria de los nuevos operadores del servicio de salud del magisterio.

Estas dificultades han sido aprovechadas por la oposición en el Congreso y por los grandes medios de comunicación para atacar el cambio y denigrar del nuevo modelo de salud de los maestros. Sin desconocer esta realidad, es pertinente advertir que los maestros no deben dejarse utilizar por esta oposición dañina y mediocre que ha impedido, por todos los medios, que el actual Gobierno cumpla con sus promesas de campaña por las cuales votamos la mayoría de los colombianos.

Sobre este tema, muy bien lo dice el reconocido dirigente sindical del magisterio, el profesor Rafael Cuello en su columna de esta edición "Consideramos que esta coyuntura es el momento para no retroceder y por el contrario plantearnos la necesidad de superar los obstáculos. Urge la concentración rápida y dinámica de la dirigencia sindical magisterial para pensar en los pasos a seguir".