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Editorial

Entrando al primer cuarto del siglo XXI, cuyo número 25 tiene un significado simbólico caracterizado por la reconciliación y el perdón, en Colombia ocurre lo contrario, ciertos sectores políticos y grupos armados ilegales continúan con acciones contrarias a la paz; es triste ver a los maestros en la región del Catatumbo saliendo despavoridos enarbolando banderas blancas para salvaguardar sus vidas.

Mientras las tendencias educativas a nivel mundial propenden por la implementación de la digitalización, incluyendo la inteligencia artificial, el aprendizaje híbrido y personalizado, en muchos rincones del territorio nacional, como es el caso de la rica y extensa región anteriormente mencionada, los maestros llegan con muchas dificultades a impartir conocimientos elementales, aun con tablero y tiza porque el servicio de internet fue una ilusión cuyos recursos quedaron en manos de los carteles.

Sumado a las duras condiciones materiales de vida, los habitantes del Catatumbo deben asumir ahora con más ímpetu, los coletazos de los grupos violentos motivados por adueñarse del poder económico de estas regiones, donde aún no se percibe la presencia del Estado.

Las carencias anotadas y la situación social, tornan inocuos los planes de modernización y tecnificación que la mayoría de las veces, se diseñan desde los escritorios de funcionarios que desconocen o poco les importa las duras condiciones de vida de la Colombia olvidada.

El ejercicio pertinente de la formación escolar debe estar acompañada por la virtualidad, guardando congruencia y coherencia para que el proceso de enseñanza - aprendizaje cumpla con el objetivo de brindar soluciones y satisfacción a las necesidades sociales, culturales y económicas para el país, especialmente la región del Catatumbo.

El Estado está obligado a implementar las nuevas tecnologías de información, para que los niños, niñas y adolescentes culminen sus procesos educativos, no solo para las demandas que exige el mercado y la competencia, también para cuidar y proteger la biodiversidad, donde el docente cumple un rol esencial.

El Plan General de Desarrollo 2023-2026 en el Capítulo Seguridad Humana y Justicia Social busca duplicar el acceso a todos los medios digitales, pasando de 38.3 millones de usuarios en el 2021 a más de 71.4 millones, incluyendo dentro de esta apropiación recursos para la implementación del aprendizaje de idiomas para erradicar el analfabetismo funcional.

La realidad demuestra que en el contexto global la tecnología militar avanza peligrosamente, mientas que la financiación de la educación ha sido relegada, agudizando la inequidad social. El Estado debe estar pendiente para enfrentar los desafíos en el sector educativo resaltando no solo la cobertura y permanencia sino la calidad, considerando el contexto de una era compleja de globalización económica, cultural, social y ambiental, haciendo énfasis en una educación socioemocional establecida en la Ley 2383 de 2024.

La población del Catatumbo merece atención prioritaria por parte del Estado solucionando las necesidades en educación, salud, oportunidades laborales y fórmulas eficaces para facilitar la solución de la crisis humanitaria que está viviendo la región.