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Editorial.

Gracias a las concepciones avanzadas del estado de bienestar y garantista, que después dio paso al estado social de derecho de la constitución de 1991, la educación pública ganó mayor preponderancia y los maestros, después de estar marginados social y económicamente más de un siglo, fueron recuperando derechos. Así tenemos que en el año 1975 (Ley 43) se nacionalizó la educación; en 1979 se promulgó el primer estatuto de profesionalización docente (Decreto 2277); en 1989 (Ley 91) se creó el Fondo Nacional de Prestaciones Sociales del Magisterio, en 1993 (Ley 60) se aumentaron las trasferencias de recursos de la nación a las entidades territoriales para atender el servicio educativo y en el año 1994 (Ley 115) se expidió la Ley General de la Educación.

Con la llegada al gobierno de concepciones neoliberales, de corte netamente económico, los avances sociales que se había conquistado hasta entonces fueron retrocediendo, siendo la educación uno de los sectores más perjudicados; de esta manera en el año 2001 (Acto Legislativo 01) se redujo de manera drástica las trasferencias de recursos de la nación a las entidades territoriales para atender los servicios sociales básicos; en 2001 (Ley 715) se dio inicio a lo que el profesor Abel Rodríguez (q.e.p.d.) denominó la “contrarreforma educativa”, en 2002 se expidió un nuevo estatuto docente (Decreto 1278) y en 2003, se partió en dos el régimen pensional de los maestros, imponiendo las condiciones de la Ley 100 de 1993 para los nuevos educadores (Artículo 81 - Ley 812).

ASLEYES se organizó en el mes de mayo de 2001. Después de una invitación del Sindicato del Magisterio de Nariño - Simana - asumimos la responsabilidad de prestar el servicio de asesoría jurídica a la organización sindical y en general a los maestros de este departamento.

El trabajo diario con los maestros nos permitió adentrarnos en el mundo jurídico de la educación y del magisterio, en especial en una época de profundos cambios constitucionales y legales que afectaron el servicio educativo y los derechos laborales y prestacionales de los docentes.

En este contexto de incertidumbre y reformas, la primera dificultad que encontramos fue la falta de conocimiento de legislación educativa y de los mecanismos jurídicos de defensa por parte del magisterio, esto nos llevó en el mes de abril de 2003 a publicar el libro “Maestro Legal - Nuevo marco legal de la educación en Colombia y defensa de los derechos de los educadores”.

El éxito de esta publicación nos obligó a continuar en este camino y a publicar el periódico MAESTROLegal, de alcance nacional, buscando contribuir en la formación de los docentes sobre los asuntos jurídicos de su interés.

Este propósito se concretó en el mes de junio de 2003, cuando publicamos la primera edición de MAESTROLegal. Desde entonces de manera constante, cada dos meses y por un periodo que ya supera los 17 años, seguimos cumpliendo nuestra tarea de comunicar con seriedad, rigurosidad, responsabilidad y de forma corta y amena, sobre los más importantes temas jurídicos que interesan al magisterio.

Gracias al apoyo de los maestros colombianos, nos sentimos orgullosos y satisfechos de llegar a la edición 100 de MAESTROLegal, que sin duda marca un hito muy importante en el país, donde son escasas este tipo de publicaciones.

Este trasegar incansable, solo ha sido posible gracias al apoyo de muchos colaboradores, impulsores, escritores, sindicatos, equipo jurídico de ASLEYES y líderes de maestros de todos los rincones del Colombia.

Al llegar a esta meta, merecen un reconocimiento especial: Mi compañero de causa Carlos Quispe, director jurídico de ASLEYES, quien con su dedicación, sabiduría y prudencia enriquece el debate jurídico; Rafael Carrillo, que desde la ciudad de Cúcuta, en su calidad de asesor de Asinort, nos aporta contenidos jurídicos muy actualizados; Ricardo Huertas, quien como diseñador está en constante creatividad para mejorar la imagen del periódico; Mireya Caicedo, quien en su calidad de administradora, mantiene al día las cuentas de este emprendimiento y el contacto con nuestros suscriptores y finalmente, a un amigo muy especial que ya partió, Alberto Alzate, quien con su lealtad, tranquilidad y sabiduría nos dio el aliento necesario para seguir adelante.