Un niño sin lectura es un pájaro con las alas recortadas


Voltaire el gran escritor, pensador e ideólogo de la Revolución Francesa, dijo en alguna oportunidad, "Un niño no es un recipiente para llenar, sino una llama para encender". Esta máxima del pensador galo, es un buen comienzo para hablar de lo que queremos conversar.
Y esto es, ni más ni menos que el problema cultural más importante y grave del mundo moderno, en especial de los países en vías de desarrollo, de manera más específica en nuestro país, cual es, el de los más bajísimos niveles de lectura de la infancia y la juventud. Como decía José Martí, "Sin cultura no seremos Libres" y yo complemento, "Sin lectura no seremos cultos".
Buena parte de los problemas psico-político-sociales de nuestra tierra, aparte del rubro de la posesión de la tierra, como son la violencia, el odio, el irrespeto, la ignorancia, la corrupción, la droga, el embarazo precoz, la violación, el maltrato a mujeres, negros, indígenas, campesinos, son causa directa del bajo nivel cultural, cada día más afincado por el celular, la tableta, el nivel educativo de los niños, las niñas, los jóvenes, los docentes y la sociedad en general.
Por eso se hace necesario implementar el hábito lector en esta sociedad colombiana, cada día más lacerada. Y como no tenemos ahora todo el espacio para abarcar el problema, voy tan sólo a referirme, por ahora, a la regla de oro de la promoción de la lectura, para luego, en otras entregas, profundizar en importantísimos aspectos de esta temática.
Como lo decía, la regla de oro de la promoción de la lectura es el concepto básico de la "Lecturabilidad".
La Lecturabilidad es ni más ni menos "La relación de conformidad entre un texto concreto y un lector concreto". Es decir, que antes de llevar a una niña, un niño, un joven, o un adulto a la lectura mediante un libro, hay que averiguar, investigar, indagar, si el libro, sea cualquiera, llena las expectativas emocionales, los intereses, los gustos o las apetencias del futuro lector. De esa manera, la temática debe estar acorde con lo que gusta, quiere, necesita, anhela, desea, en fin, con su momento existencial.
Entonces, si a ese postulante a lector se le da lo que lo colma en su ser, va a leer el libro y va a entender, que es un mecanismo maravilloso, para divertirse, aprender, culturizarse, informarse, conocer el mundo, con el objetivo de hacerlo más persona y un ser más culto.
Ahora, debo decir que aquello que más desarrolla su aparato cognitivo, su capacidad de análisis, su comprensión de la realidad, es la lectura de elementos de tipo científico y de carácter humanístico. Y de esto último, es la literatura de ficción (la novela, el cuento, el teatro y la poesía) lo que más aporta a su desarrollo individual, social, político y existencial.
Es por ello que la literatura, por sus múltiples características y visiones del mundo, de la sociedad y del pensamiento, crea seres críticos, universales, tolerantes y libres.
Críticos, porque la literatura educa el criterio, mediante una visión razonable y consciente de la realidad, dada la profundidad y calidad de su análisis.
Universales, porque el lector, al encontrarse con diversos enfoques de la realidad, la sociedad, el pensamiento, aprende a ampliar su universo, a mirar más allá de su entorno, a comprender que fuera de su hábitat hay otras formas y maneras de ser y de comportarse. Y esto lo vuelve universal.
Tolerantes, pues un lector habitual, se encuentra con diversas formas de análisis y comportamientos, diferentes al suyo y esto le enseña a ser amigo y defensor de lo propio, pero respetuoso de las creencias y decisiones ajenas, lo cual lo hace un ser inteligente y tolerante.
Libres, ya que la grandeza humanística de la literatura, nos dice que el más grande bien del ser humano es la libertad, y que ella es la capacidad de actuar sin ser obligados, pero bajo la premisa de que esa libertad no dañe a nadie ni vulnere los derechos de nadie. Por eso Benito Juárez el gran ideólogo azteca decía: "El respeto al derecho ajeno es la paz", y la paz nos hace a todos libres.
De esa manera, "la literatura es un pajarito, con todos los colores de la libertad".