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Cómo sobrevivir al paro y no morir en el intento

Desde hace más de veinte años trabajo como docente de cátedra en universidades públicas y privadas, por eso, más adelante comprenderán por qué no tengo casa propia y por qué dispongo de tiempo para escribir. No obstante, este no es el tema central de mi texto, mi interés es abordar la incertidumbre como un componente inherente a mi labor profesional, y de paso proponer algunas leyes para que los maestros de cátedra estén listos antes de que ocurra el cese de actividades.

ara sostenerse como docente de cátedra en el sector privado juegan las evaluaciones de los estudiantes, tanto como la reserva de hojas de vida de los recién graduados que quieren dictar tu curso. A partir de tales elementos el coordinador del programa toma la decisión de a quién llamar para los módulos de viernes de 6 pm a 10 pm. Es que todos los ladinos suelen creer que con una maestría se vuelven doctos en filosofía, literatura o pedagogía. Esos nuevos críticos literarios cierran cualquier discusión con expresiones como "el texto es muy bello", y creen que no hay que saber de semiología, estructuralismo o hermenéutica para abordarlo. Pero me estoy yendo por las ramas, lo que busco es decir que en la universidad privada hay que hacer antesala, si lo que quieres es asegurarte como docente de un módulo. Entonces la primera máxima ante tales circunstancias es Mantén la calma y pregunta si hay contrato para ti el próximo semestre.

Ahora bien, en las universidades públicas de Colombia, además de la política, se suman otros elementos que hacen que la estabilidad laboral sea compleja. Por supuesto que las evaluaciones de los jefes y de los estudiantes cuentan, como también el ser cauto con el lenguaje para no ser objetivo militar de la asamblea de estudiantes y moverse con cautela durante el paro. No obstante, antes de que suceda, ahorra cuanto puedas.

No desconozco que los paros, en su mayoría, son respuestas a problemas estructurales que afectan al sistema educativo. Las demandas suelen centrarse en el aumento del presupuesto para la educación superior, salarios más justos para el personal docente y la mejora de las infraestructuras que, en muchos casos, no cumplen con las condiciones adecuadas para una educación de calidad. Estas movilizaciones buscan poner en evidencia la falta de financiación y apoyo estatal a la educación pública, temas que afectan a estudiantes y docentes por igual. Ante tal panorama explora ingresos alternativos, la peluquería, la carpintería o manejar un taxi podrían funcionar.

Y aunque los paros son una herramienta de presión legítima para mejorar el sistema, generan efectos colaterales que impactan a distintos actores. Entre los más afectados están los docentes de cátedra, quienes, por su situación contractual y falta de estabilidad laboral, quedan en una posición de especial vulnerabilidad. Para estos profesores, los paros implican la interrupción de ingresos y la incertidumbre constante sobre la continuidad de sus clases, lo que revela la precariedad de su rol dentro de la estructura universitaria. Por eso, involúcrate en las discusiones y en las decisiones que se están tomando, para que no te cojan fuera de base cuando se anuncie que vamos para la casa sin salario ni liquidación.

Como bien se sabe, los docentes de cátedra en Colombia laboramos bajo condiciones contractuales precarias, caracterizadas por la temporalidad, la falta de beneficios sociales y salarios bajos que dependen del número de horas de clase dictadas. Al no contar con estabilidad laboral ni con un contrato a largo plazo, quedamos expuestos a una gran vulnerabilidad, especialmente en contextos de paro, cuando nuestra fuente de ingresos se ve súbitamente interrumpida. En tal caso destapa la alcancía y espera a que se levante el paro.

Debido a que la mayoría no recibe remuneración alguna si no dicta sus clases, la falta de continuidad en la actividad académica durante los paros afecta directamente nuestra economía y pone en riesgo nuestro bienestar, acentuando las desigualdades dentro del sistema universitario. Los paros universitarios tienen un impacto financiero inmediato y significativo en los docentes de cátedra, quienes, al recibir ingresos solo por las horas de clase efectivamente impartidas, pierden una fuente de ingresos indispensable durante estas pausas. Sin ingresos regulares, muchos de nosotros enfrentamos dificultades para cubrir necesidades básicas, pagar deudas o cumplir con otras obligaciones económicas. La irregularidad en los pagos y la incertidumbre sobre la reanudación de las clases crea una situación de inestabilidad que no solo afecta su capacidad de planificación económica, sino que también limita su acceso a oportunidades de formación continua o especialización, indispensables para avanzar en su carrera académica. Dile a la agencia de arrendamientos y a las empresas de servicios públicos que te esperen unos días hasta que te paguen en la u.

Los paros prolongados también afectan la trayectoria profesional de los docentes de cátedra, pues la interrupción de las actividades académicas limita su desarrollo y crecimiento dentro del ámbito universitario. La falta de continuidad en las clases y en el contacto constante con los estudiantes frena el proceso pedagógico, lo cual puede impactar negativamente en el desarrollo del curso. Además, los proyectos de extensión universitaria, que a veces dependen del maestro de cátedra, quedan en pausa, poniendo en evidencia la fragilidad de sus opciones para progresar en el sistema universitario. Durante la pausa escribe un artículo y edítalo varias veces porque tendrás el tiempo para hacerlo.

La relación entre los docentes de cátedra y sus estudiantes suele verse gravemente afectada durante los paros, ya que la falta de continuidad en las clases interrumpe el proceso de aprendizaje y distancia a los profesores de su rol pedagógico. A todos los estudiantes diles que sí, que te envíen los trabajos pendientes y les pondrás 5.0, antes de que cancelen el semestre.

Debido a la naturaleza temporal de nuestros contratos, los docentes de cátedra ya enfrentamos un desafío en cuanto a integración y permanencia en la comunidad académica, y los paros aumentan esta percepción de "falta de permanencia", lo cual puede debilitar el vínculo con nuestros estudiantes. Además, las pausas obligan a los docentes a recortar o adaptar el contenido de sus cursos, afectando la profundidad y calidad de la enseñanza. Esto repercute no solo en la comprensión de los estudiantes, sino también en la evaluación de su rendimiento, ya que los profesores deben encontrar formas de compensar el tiempo perdido en un contexto donde la prioridad es recuperar el calendario académico. Mantén la esperanza, los paros terminan, y las clases volverán. Pero mientras tanto, la inestabilidad generada en los paros universitarios tiene un impacto considerable en la salud mental y el bienestar de los docentes de cátedra. La incertidumbre constante sobre cuándo se retomarán las actividades académicas y la inseguridad económica derivada de los contratos temporales contribuyen a altos niveles de ansiedad y estrés.